SINOPSIS


Ignazio Vitale no es un buen hombre. 


Lo sospecho la primera vez que lo veo, siento la peligrosa atmósfera que rodea al hombre. Tiene una forma de llamar la atención, de tomar el control, de saber lo que estoy pensando antes de que incluso yo lo sepa. 


Es alarmante y seductor. Oscuro y mortífero. Todo lo que alguna vez he deseado, pero la última cosa que realmente necesito. Una obsesión. No le toma demasiado tiempo enredarme en su red, meterme en su cama y atraparme en su vida, una de la que no sé nada hasta que es demasiado tarde. Tiene secretos, secretos que no puedo comprender, secretos que me impiden alejarme, sin importar cuánto le ruego que me deje ir. A veces lo veo en sus ojos, una oscuridad que es tanto aterrorizante como emocionante. Es un monstruo envuelto en un buen paquete, y lo que encuentro cuando lo desenmascaro lo cambia todo.


Quiero odiarlo. 


A veces lo hago. 


Pero no eso no evita que también lo ame.



RESEÑA  


Monster in His Eyes, el primer libro de la trilogía de J.M. Darhower, llegó a mis lecturas recientes como una recomendación recurrente en el género del romance oscuro o mafia romance, y después de terminarlo, entiendo por qué tiene su fama. Publicado en 2014, este título mezcla un poco de suspense, pasión y una atmósfera cargada de intriga que te mantiene pasando páginas. Narrado desde la perspectiva de Karissa, ofrece una visión cercana pero limitada de los eventos, lo que hace que el misterio alrededor de Naz sea aún más atrapante.

  

Karissa Reed es una protagonista que empieza como una chica corriente: una estudiante de NYU con una vida marcada por el esfuerzo y una madre ausente. Su mundo cambia cuando conoce a Naz en el campus, y esa primera escena —un cruce de miradas en un pasillo— establece el tono de lo que viene: una mezcla de curiosidad y peligro que se siente desde el principio. Ella es joven, algo insegura, y aunque se nota su inteligencia, a veces parece dejarse llevar demasiado por las circunstancias, lo que puede generar opiniones divididas entre los lectores.

  

Luego está Ignazio Vitale, o Naz, el verdadero imán de la historia. Es un hombre mayor, sofisticado, con un aire de autoridad que no pasa desapercibido. Darhower lo construye con cuidado: cada palabra, cada gesto suyo deja entrever una oscuridad que no explica del todo en este primer libro. Tiene momentos que te hacen arquear una ceja —como cuando le dice a Karissa que nunca tuvo opción contra él—, pero también destellos de algo más humano que te mantienen intrigado. Su casa, descrita como un lugar de lujo frío y calculado, es casi un personaje más, reflejando esa dualidad entre lo que muestra y lo que oculta.  


La trama se divide entre el romance y el suspense. Los primeros capítulos son un torbellino de atracción: Naz la lleva a cenas elegantes, la envuelve en su mundo, y las escenas subidas de tono —bien escritas y directas— no escatiman en intensidad. Pero conforme avanza, el foco se desplaza hacia los secretos. ¿Qué hace Naz realmente? ¿Por qué está tan interesado en Karissa? Hay pistas sutiles —menciones a “negocios”, su actitud evasiva— que te hacen sospechar, y el giro final es un golpe que reconfigura todo lo que creías saber. No lo vi venir del todo, y eso me dejó con ganas de agarrar el segundo libro de inmediato.  


El ritmo es uno de los puntos altos. Darhower alterna entre momentos de calma tensa y explosiones de emoción o acción, manteniendo un equilibrio que no te deja aburrirte. Las descripciones son precisas, pintando escenas que te meten en la cabeza de Karissa, como esa primera visita a la casa de Naz, donde el lujo choca con una sensación de incomodidad que no puedes ignorar. Los diálogos, por su parte, tienen un filo que refleja la dinámica desigual entre ambos: él controla, ella tantea.  


Dicho esto, no todo encaja a la perfección. Karissa puede ser frustrante en su pasividad inicial; aunque tiene sus momentos de rebeldía hacia el final, al principio se siente más como una pieza en el tablero de Naz que como una protagonista con voz propia. El cliffhanger, típico de una trilogía, es efectivo pero deja muchas preguntas abiertas, lo que puede ser un incentivo o un fastidio dependiendo de tu paciencia. Los personajes secundarios —la amiga Melody, la madre de Karissa— apenas tienen peso, y el trasfondo de Naz, aunque fascinante, se queda en la superficie aquí, guardándose los detalles jugosos para los siguientes libros. 

 

La prosa de Darhower es directa, con un toque poético en las reflexiones de Karissa sobre Naz que le da profundidad sin volverse pesada. No se anda con rodeos en las partes intensas, y eso le da al libro una energía cruda que encaja con el género. El tema del amor como algo que puede salvar o destruir está presente, pero se explora a través de las acciones más que de grandes discursos, lo cual se agradece.  



CONCLUSIÓN  


Monster in His Eyes es una entrada sólida al mundo del romance oscuro, con un protagonista masculino que se roba el show y una historia que mezcla pasión y misterio en dosis justas. No es revolucionario, pero cumple si buscas una lectura adictiva con un antihéroe complejo y una relación que juega en los bordes. Karissa tiene espacio para crecer, y Naz es un enigma que te deja queriendo más. Para un blog como este, diría que es una opción interesante si te gustan las historias con tensión y un toque mafioso, aunque te advierto: el final te va a hacer correr por el siguiente tomo.  



FRASES DESTACADAS  


       —No importa. Yo tampoco soy una buena chica.”