SINOPSIS


Hazel Bradford sabe que es muy intensa. Tiene un ejército de mascotas, fascinación por lo absurdo y una falta de filtro que le hace decir lo que no debe en el peor momento posible. Solo quiere pasárselo bien, pero es una lástima que la mayoría de los hombres no estén a la altura. Ellos se lo pierden. Josh Im la conoce desde la universidad, y su apacible moderación resultó ser totalmente incompatible con su energía. Desde la noche en que se conocieron (cuando ella le vomitó en los zapatos) hasta cuando le envió un correo electrónico ininteligible por culpa de los calmantes, siempre la ha considerado más un espectáculo que una amiga. Pero ahora, diez años más tarde, después de que una novia infiel haya puesto su vida patas arriba, salir con Hazel es un soplo de aire fresco. Aunque no es que Josh y Hazel salgan juntos. Al menos, no entre ellos. Solo se organizan citas a ciegas dobles, cada una peor quque la anterior, lo que significa que no hay nada entre ellos, ¿verdad?



RESEÑA  


Josh y Hazel: Una guía de fracasos amorosos llegó a mis manos como una de esas lecturas que prometen risas y un poco de romance sin muchas complicaciones. Escrito por el dúo Christina Lauren, este libro se mueve en el terreno del rom-com con una trama que no inventa el hilo negro, pero que tiene su propio ritmo. Hazel y Josh son el eje de todo: ella, un huracán de excentricidad que no pasa desapercibido; él, un tipo sereno que parece diseñado para equilibrarla.  


La historia arranca con un reencuentro casual tras años de conocerse en la universidad, donde Hazel dejó una marca —literalmente— en los zapatos de Josh. Ahora, con él recién salido de una ruptura y ella navegando su vida caótica, deciden que lo suyo es amistad y nada más. El gancho viene con las citas dobles a ciegas que se organizan mutuamente, un carrusel de personajes secundarios que van desde lo absurdo hasta lo insufrible. Hay un veterinario con ponis, un ex que reaparece en el peor momento y un montón de situaciones que te sacan una carcajada o un suspiro de incredulidad.  


Hazel es el alma del libro, para bien o para mal. Su personalidad desbordada —piensa en Jess de New Girl con un toque más salvaje— llena las páginas con anécdotas que van de lo adorable a lo excesivo. Josh, por su parte, aporta el contraste: un hombre coreano-estadounidense, tranquilo, que no intenta domar a Hazel, sino que la deja ser. Y es cierto que sus interacciones tienen un encanto peculiar, sobre todo cuando las cosas se salen de control.  


La trama no se complica demasiado. Las citas fallidas sirven como excusa para que pasen tiempo juntos, y el paso de amigos a algo más se cuece a fuego lento, aunque no siempre con la profundidad que podrías esperar. Hay momentos spicy —bien escritos, si me preguntan a mí— y otros que se apoyan en el humor, como cuando Hazel guarda jarrones en el horno para que su loro no los tire. El trasfondo familiar de ambos, con una madre excéntrica para ella y una familia coreana tradicional para él, añade algo de sabor, pero no se explora tanto como podría.  


El final no sorprende: es un rom-com, después de todo. Tras un par de malentendidos y una revelación que algunos llaman innecesaria, la pareja encuentra su camino. La prosa de Christina Lauren es ágil, fácil de seguir, y alterna las voces de Hazel y Josh en primera persona, lo que te mete en sus cabezas sin esfuerzo. No es un libro que te deje pensando días después, pero tampoco pretende serlo.


  

CONCLUSIÓN  


Josh y Hazel: Una guía de fracasos amorosos es una lectura que vive de sus personajes y sus desventuras. Tiene humor, tiene química y tiene ese aire ligero que buscas cuando no quieres algo demasiado denso. La fórmula de amigos que niegan lo evidente no es nueva, y las citas desastrosas son el motor de todo, pero el carisma de Hazel y la paciencia de Josh le dan su toque. Si te gustan las comedias románticas con un poco de caos y un final predecible, aquí tienes una opción que no pide mucho más allá de un par de horas de tu tiempo.  



FRASES DESTACADAS  



—Entonces, ¿por qué no paras?”  




—Y tú eres justo lo que necesito.”